LA TORRE DE BABEL
Nueva York es la ciudad de los contrastes. Una especie de torre de Babel en la que más de 8,4 millones de personas se esmeran en convivir, y en gran medida lo consiguen. La cuna del capitalismo, representado por la Gran Manzana que delimita Wall Street, ha sido construida por gentes de todas las nacionalidades, etnias y razas. De judíos a italianos, pasando por irlandeses, chinos e hispanos.
La acogida histórica de inmigrantes de todo el mundo, que poco a poco lograron retomar sus vidas en Nueva York, es el germen del famoso ‘sueño americano’. Esta idea se basa en la concepción americana de EE.UU. como ‘el país de las oportunidades’, ya que el marcado liberalismo del país hace posible que, en teoría, cualquiera pueda llegar en la vida a donde aspire, con independencia de sus orígenes. Evidentemente, la realidad no es tan amable (especialmente en los tiempos que corren), pero sí se percibe en ‘la ciudad que nunca duerme’ un movimiento alegre y acompasado, con rumbo directo a la cima del ciclo económico que todavía devora al resto del mundo.
Si dirigimos la vista hacia el sur de Manhattan y nos retrotraemos dos siglos, descubriremos cómo se fraguó el collage que constituye hoy la sociedad americana. En Ellis Island, situada en aguas de New Jersey junto a Liberty Island –en la que se encuentra la Estatua de la Libertad– desembarcaron doce millones de personas entre 1892 y 1954.

Vestíbulo de Ellis Island. E.J.
En el enorme vestíbulo del edificio principal se hacinaban familias italianas, irlandesas, alemanas…a la espera de ser sometidas a rigurosos exámenes médicos y legales, de cuyo resultado dependía su entrada al país. Los que superaban las pruebas se alojaban allí hasta que finalmente les concedían un visado para entrar en América. Merece la pena recordar que la dispersión posterior que se produjo por el resto del país dio lugar al movimiento migratorio más grande de la historia.
Con el tiempo, cada grupo humano terminó asentándose en un barrio de Nueva York: los africanos se instalaron en al norte de Manhattan, en el Harlem; los latinos (caribeños) en el Bronx, los hispanos en Queens y los judíos en Brooklyn, principalmente. Pero el multiculturalismo de esta ciudad no tiene límites: en Lower Manhattan viven chinos e italianos, coreanos en Flushing, ucranianos y rusos en East Village, griegos en Queens e irlandeses en el Bronx, entre otros.
El resultado de semejante puzle cultural es muy enriquecedor, y resulta comprensible la cantidad de vistosos desfiles que cada minoría organiza por sus avenidas. Uno de los principales es del orgullo afroamericano, que tuve la suerte de presenciar en Harlem, donde vive la comunidad negra más famosa de EE.UU.

Desfile afroamericano en Harlem. E.J.
La religión y la música se funden en este barrio, repleto de iglesias baptistas con animados coros gospel. En cuanto a la música, destacan clubes como el Lenox Lounge -donde actuaron grandes artistas de jazz como Louis Armstrong, Ella Fitzgerald o John Coltrane- y, por supuesto, el Apolo Theater, testigo de conciertos del mítico Duke Ellington y, más recientemente, grandes voces como las de Aretha Franklin y Michael Jackson.
En contraste con esta cultura religiosa y musical, en el Harlem se encuentran dos de las más importantes universidades del mundo: la University of New York y la Columbia University. La primera, pública, tiene la matrícula más barata de la ciudad. La segunda, privada, cuenta con cuarenta y nueve Premios Nobel entre su profesorado anterior y actual, así como antiguos alumnos ilustres como el Presidente Barack Obama o el científico Isaac Asimov además de la facultad de Periodismo más prestigiosa del mundo, sede de la entrega del premio Pulitzer.

Novatadas en Columbia University. E.J.
El grado de contraste se incrementa considerablemente en dirección norte, hacia el Bronx. En este barrio se puede apreciar una fractura social clara entre el norte (rico) y el sur (pobre). Habitado por ‘latinos’ -como denominan los americanos a los caribeños-, el Bronx es famoso como sede del estadio de beisbol de los Yankees, presente en muchas películas.
Pero el único distrito continental de Nueva York es más conocido por los graffiti de sus calles, pintados por pandillas como homenaje a sus líderes asesinados por trapicheo de droga o por abuso policial. Este último es el caso de Amadou Diallo, un joven guineano tiroteado por la policía cuando iba desarmado, y al que Bruce Sprinsteen dedicó a la canción ‘American Skin (41 shots)’. Episodios como este convierten al Bronx en el barrio más peligroso de la ciudad, y por ello cuenta con una comisaría llamada Fort Apache, en la que se inspira la película de Paul Newman ‘Distrito apache: Bronx’.

Graffiti homeanje a Amadou Diallo en el Bronx. E.J.
Los claroscuros no se acaban aquí, ya que más al este, cruzando a Long Island, se encuentra Queens, el barrio hispano. Aunque también deprimido -el alquiler de un piso allí cuesta unos 1.500$, mientras que los sueldos de sus habitantes, que surten de servicios a la ciudad como la limpieza, la hostelería o el transporte, son los más humildes- este barrio es mucho más seguro que el Bronx. La nacionalidad predominante es la colombiana, aunque también acoge a la mayor comunicad griega del mundo. Resulta curioso comprobar cómo, junto a las humildes comunidades hispanas, se eleva Flushing Meadow-Corona Park, donde cada año se celebra el ostentoso US Open de tenis.
Pero el lugar que sin duda ofrece el mayor espectáculo visual es Williamborough. Situado al sur de Queens, en Brooklyn, el barrio de los judíos ortodoxos logra desconcertar al visitante hasta hacer que se sienta fuera de lugar. La razón es que todos sus vecinos visten como manda la Torah : con traje negro hasta los pies y sombrero de ala ancha (o shtreimel los casados), además de largos tirabuzones y barba. Las mujeres, desde que se casan, llevan una peluca sobre la cabeza rapada o, en su defecto, un paño que esconda el cabello. Los niños, como sus padres. El resultado es aún más impactante si se les observa durante alguna de sus celebraciones, como el fin de año (Rosh Hashaná), cuando llevan sus mejores galas.

Judíos ortodoxos en Williamborough (Brooklyn). E.J.
De vuelta en Manhattan, en Lower East Side, nos encontramos en Chinatown, el barrio étnico más grande de Nueva York. Llena de tiendas y puestos de comida, esta ‘embajada’ china en EE.UU. ha ido comiendo terreno progresivamente a Little Italy, que ya solo conserva unas seis manzanas de restaurantes.
Nuestro viaje de contrastes termina en Greenwich Village, donde se encuentra la posada de Stonewall Inn. Allí estalló en 1969 una revuelta homosexual contra la policía que oprimía a esta comunidad. Fue el comienzo del orgullo gay.

Posada Stonewall Inn en Greenwich. E.J.
FUENTES
-Guía El País Aguilar de Nueva York.
-The New York Times
-Canal Historia.
-La noche temática (TVE)
-Web Cordoba Gospel Singers